Entrevista Mª Teresa Bohigues para #UnaDulceHistoria

Mª Teresa Bohigues: “La honestidad de Rafa Juan plasmada en #UnaDulceHistoria siempre nos arrancará un deseo de construir un mundo mejor”

Mª Teresa Bohigues

«No tengo palabras suficientes para expresar mi admiración por él». Con estas palabras tan emotivas se dirige Mª Teresa Bohigues, directora de un centro educativo y gran amiga de la familia Juan Estevan, al autor del libro #UnaDulceHistoria, Rafa Juan. A lo largo de la siguiente entrevista, Mª Teresa recuerda con cariño la etapa universitaria en la que comparten experiencias, así como los «increíbles y locos» momentos vividos.

#UnaDulceHistoria es un libro que plasma una historia de amor a través de la que nació Dulcesol. Otra historia de amor entre Rafa y Ángeles os llevó a convertiros en grandes amigos. ¿Cómo conociste a Rafa?

A Rafa lo conocí a través de un amigo común. Un día nos lo presentó y lo integramos rápidamente en nuestra “pandilla” de amigos/as. Desde el principio nos caímos muy bien convirtiéndose en uno más de nuestro grupo.

Habéis compartido experiencias desde la infancia y hasta la actualidad, De hecho, Rafa recuerda con cariño en uno de sus capítulos la etapa universitaria, ¿alguna anécdota que quieras compartir?

En nuestra etapa universitaria las amigas compartíamos piso en Valencia y por aquel entonces Rafa y Ángeles ya eran novios, por tanto, las visitas de Rafa a nuestro piso eran muy frecuentes y disfrutábamos compartiendo comidas y cenas, muchas veces “incomibles”. Recuerdo muy especialmente una noche en la que estábamos muy agobiadas porque era época de exámenes y nos habíamos pasado el día estudiando. Eran más de las 12 de la noche y, de broma, le dijimos a Rafa que nos apetecía ir a Madrid. Él, inmutable, nos dijo: tengo el coche abajo, vámonos. Y allá que nos fuimos pensando que simplemente nos estaba siguiendo la broma y que se quedaría todo en unas risas. Pero no. Nos subimos al coche y emprendimos el viaje. Rafa muy concentrado cogió la carretera hacia Madrid e íbamos pasando pueblo tras pueblo. Nosotras nos mirábamos ya con temor y casi a la altura de Albacete le rogamos casi con lágrimas en los ojos, que diera la vuelta y nos trajera de regreso a Valencia. Ahí sí que Rafa se rio a gusto. Había conseguido que nos olvidáramos de los dichosos exámenes por unas horas viviendo una “aventura” que todavía hoy recordamos con mucha nostalgia.

A lo largo de tu vida, te has dedicado a la formación y educación dirigida hacia la infancia y la juventud, ¿cómo han evolucionado los valores desde entonces?

Sobre este tema me podría extender mucho, pero destacaré lo más significativo. En nuestra etapa de estudiantes teníamos muy, muy, claro que estábamos estudiando gracias al sacrificio que hacían nuestros padres. Por tanto, nuestro deber era aprovechar el tiempo y la oportunidad que se nos daba de construir nuestro futuro y alcanzar nuestros sueños. Valorábamos mucho el esfuerzo de nuestros padres por pagarnos la carrera y sólo les pedíamos lo estrictamente necesario. No nos permitíamos casi ningún capricho por respeto a nuestra familia y nos sentíamos muy agradecidos por tener la oportunidad de estudiar en Valencia. Desgraciadamente esos valores se han ido perdiendo con el paso del tiempo. Hoy, nuestros jóvenes, en general, y aunque hay excepciones maravillosas, no asumen el estudio como una magnífica oportunidad para ser personas “valiosas” capaces de transformar el mundo a mejor. Están muy sobreprotegidos por sus padres y exigen mucho más de lo que ellos aportan tanto a la familia como a la sociedad. Defienden sus “derechos “pero son incapaces de asumir sus “deberes”. Mi visión puede parecer pesimista, pero quiero matizar que la culpa no sólo es de ellos, nuestros jóvenes. Necesitamos hacer todo un ejercicio de reflexión sobre cómo estamos educando desde casa.

Rafa pone en valor en esta #UnaDulceHistoria el papel de la mujer en cargos de responsabilidad. Desde tu experiencia como mujer y tras tu experiencia como directora en un centro educativo, ¿cómo viviste tus inicios laborales?

Los viví con una tremenda ilusión. Estudié Magisterio con la intención de dedicarme toda la vida a la enseñanza, era mi vocación desde pequeña. Siempre quise ser maestra, pero mi paso por la Facultad de Magisterio fue decepcionante porque en plena transición política, las continuas huelgas y el poco interés tanto de los profesores como de los alumnos no cumplieron para nada mis expectativas. Entonces tomé la decisión de continuar mis estudios licenciándome en Gª i Hª para aprender más y mejor una de mis asignaturas favoritas. Esa época siempre la recordaré como una de las mejores de mi vida. Al poco de finalizar mis estudios tuve la inmensa suerte de ser contratada a tiempo parcial en el Colegio Santa Ana de Villalonga, mi pueblo. Empecé haciendo sustituciones y como cuidadora en el comedor. La verdad es que, aunque mi jornada era de pocas horas, me pasaba el día en el Colegio como voluntaria para organizar la biblioteca, reforzar la lectura y la escritura a algunos alumnos y otras mil tareas que se me ocurrían. Me sentía feliz y muy comprometida en el buen funcionamiento del Centro. Algo bueno verían en mí cuando a los siete años de empezar a trabajar en el Colegio y siendo la más joven e “inexperta” de la plantilla, me propusieron ser la Directora. Casi me muero del susto, pero acepté pensando, y no me equivoqué, que mis compañeras serían mi apoyo y sacando lo mejor de cada una, formaríamos un gran equipo. El tiempo me ha dado la razón y a pesar de todas las dificultades, lo volvería a hacer con los ojos cerrados. El hecho de ser mujer nunca me ha impedido luchar por mi sueño.

En Vicky Foods contamos con el ejemplo de una gran mujer emprendedora como lo fue Victoria Fernández. Una mujer avanzada a su época, que ha dejado un gran legado a sus hijos y que tuvo el apoyo incondicional de Ángeles. ¿Qué consideras que ha aportado Ángeles a Rafa y a la empresa?

Ángeles siempre ha sido y será el “hilo rojo” de esta “Dulce Historia”. Ese hilo rojo que, aunque muchas veces sea invisible, une a la familia con amor, paciencia, ternura, respeto, empatía y mucha generosidad. Ha aportado muchísimo tanto a Rafa como a la empresa porque la empresa no sólo fabrica productos, la empresa la forman personas y ella ha sido el alma no sólo de la familia Juan Fernández sino de todo el colectivo de trabajadores. Ángeles, con su sencillez, su humildad y su saber estar, ha aportado el “factor humano” tan imprescindible en nuestros entornos familiares y laborales.

¿Cómo definirías a Rafa en su faceta de empresario y como amigo? ¿Cuál es el secreto de estas amistades tan duraderas?

Bueno, como empresario no tengo palabras suficientes para expresar mi admiración por él. A los hechos me remito. Su visión de futuro, su carácter emprendedor e innovador, su incansable esfuerzo por hacer realidad todo lo que soñaron sus padres y aún más. Su vinculación con sus orígenes, con su familia a la que nunca ha descuidado, y muchas otras cualidades, le convierten, a mi entender, en un empresario moderno, un referente en el mundo empresarial y un modelo a seguir.

Como amigo, diría que Rafa es de esas personas que siempre están ahí. Para él la amistad siempre es auténtica y sin fecha de caducidad. Por eso, siempre que coincidimos y aunque hayan pasado meses sin vernos, nos tratamos como si nos hubiéramos visto el día anterior. Todo fluye sin forzar nada, aunque debo reconocer que el nexo de esta bonita y duradera amistad es mi querida Ángeles. Ella propicia los encuentros y reaviva la llama de los increíbles y locos momentos vividos juntos.

¿Qué has sentido cuando has leído #UnaDulceHistoria? ¿Qué te ha transmitido?

Cuando leí el libro debo reconocer que sentí un pinchazo de nostalgia; nostalgia al recordar esos años vividos desde que éramos adolescentes y compartíamos confidencias sobre nuestras familias, nuestros problemas, nuestras inquietudes… Cuando Rafa, en el libro recuerda sus veranos en Asturias, las dificultades de sus padres en el inicio de sus negocios, su afición a la música rock…me transportó también a mí a esa época y empecé a recordar muchas de esas historias que yo ya conocía y que tenía un poco olvidadas.

Por otra parte, cuando leía el libro pensaba en el orgullo que sentía como amiga al darme cuenta de que uno de los “nuestros”, de nuestra pandilla, haya llegado tan alto aunando los valores tradicionales heredados de su madre con su propio visión de futuro innovadora e incluso transgresora , pero sin dejar nunca atrás lo verdaderamente importante, el amor a su familia, el cariño a sus amigos y el agradecimiento constante a todos los que lo hacen posible.

¿Por qué recomendarías el libro?

Debo confesar que no he leído muchos libros escritos por otros empresarios o empresarias por tanto no puedo ser demasiado objetiva. Lo que sí tengo claro que es un libro escrito con mucha ilusión y que nos ayuda a entender como es realmente la vida, los problemas, las dificultades, los éxitos y fracasos de una familia que partiendo de un simple obrador de pan, ha conseguido situarse entre las principales empresas españolas. Los que no vivimos en ese mundillo empresarial nos fijamos sólo en los éxitos y en los beneficios logrados, pero casi nadie es consciente de que detrás de cada éxito hay un trabajo intenso, un esfuerzo constante, un riesgo continuo, un cúmulo de preocupaciones, tensiones…que no hay dinero que lo pague. Sobre esto deberíamos reflexionar antes de emitir juicios y valoraciones fruto de envidias insanas. Rafa con su “dulce historia” nos cuenta con mucha sencillez y valentía como se forja una empresa creciente. No esconde nada. La honestidad de Rafa plasmada en su libro siempre nos arrancará un deseo de construir un mundo mejor.

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